Las bacterias: simples, pero no tanto

Los indicios de bacterias fósiles muestran que ya existían en el planeta hace 3.900 millones de años, cuando la joven Tierra tenía apenas 600 millones de años.

Seguramente fue aquel terreno que moldeó su característica capacidad de sobrevivir incluso en los ambientes más extremos, aprendiendo y adaptándose a todo.

Pensemos que a diferencia de los animales y plantas —formados por millones de células de varios tipos y con distintas funciones—, las bacterias solo cuentan con una única célula para todo.  

Una sola célula que hace posible el asombroso trabajo de vivir.

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Una única célula
que tiene las herramientas para adaptarse a todos los terrenos:

Una única célula tiene las herramientas para adaptarse a todos los terrenos: desde el interior de nuestro organismo (entre ácidos y fluidos), en suelos muy salinos o en zonas con poco oxígeno, en las profundidades de los océanos y las montañas más altas con calor o frío extremo, e incluso algunas pueden resistir en el espacio. Así que no nos engañemos con su aparente simplicidad unicelular.

Las bacterias son como minúsculas bolsitas formadas por una envoltura rígida y una membrana flexible. La envoltura protege y da forma a la célula bacteriana, mientras que la membrana la aísla de su entorno para “definir su identidad” (su medio interno) intercambiando nutrientes y desechos con el exterior de manera selectiva.

En el interior de la bolsita está el citoplasma y en él flota un largo ovillo de ADN, además de distintos tipos de proteínas. Otras proteínas también se encuentran insertas en la membrana.

Y es en estas proteínas
donde reside el secreto
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Las bacterias, sus proteínas y sus sentimientos

Las proteínas de membrana son las encargadas de sentir cambios físicos (frío o calor, por ejemplo) y químicos (disponibilidad de oxígeno o nutrientes) que hay en el ambiente que rodea a las bacterias. También son ellas las que desencadenan las reacciones que permiten que la bacteria se adapte a los cambios.

Muchas veces esas reacciones adaptativas están relacionadas con la función de ciertos genes, “apagando” (desactivando) algunos, “prendiendo” (activando) otros. En el genoma, los genes no siempre están “prendidos” o “apagados”, y por eso otras proteínas funcionan como “nterruptores”, encargándose de esa tarea.

Gracias a estas proteínas, las bacterias logran el maravilloso trabajo de sobrevivir con poco, pero con una inmensa capacidad de monitoreo del entorno y adaptación.

 

Entonces, ¡hablemos de sentimientos!